
La senda Litoral Taragoña-Rianxo discurre por varias parroquias del municipio coruñés de Rianxo. Es una senda lineal de cuatro kilómetros, un total de nueve.

En este municipio se encuentra también una de mis rutas preferidas, la senda fluvial del río Té, un recorrido con mucho encanto y que además está homologado, PR-261.
La senda litoral de Taragoña Rianxo es un recorrido precioso y sencillo que bordea la costa rianxeira, combinando tramos junto al mar y bosques autóctonos donde se pueden ver diferentes especies: robles, castaños, pinos, fresnos, laureles…

Esta senda tiene dos tramos diferenciados, el primero es una parte del paseo marítimo y está perfectamente adaptado a personas con movilidad reducida, se puede acceder desde varios puntos de la villa, uno de ellos es desde el puerto, que es donde comienza el paseo, mientras que el segundo, es un sendero natural de tierra que se extiende hasta el estuario del río Beluso.
Cómo llegar al inicio de la ruta
Nos dirigimos a la villa de Rianxo, a la playa de O Pazo, donde comenzamos nosotros la ruta, otra opción es comenzar en la playa de A Torre, que dispone de un amplio aparcamiento a escasos metros del paseo.
A lo lejos divisamos las pasarelas y el puente, situados en la pequeña península llamada Punta do Pazo y que cruzan el estuario del río Té.

Caminando sobre ellas podemos ver los restos de O Castelo da Lúa, una antigua fortaleza construida en el siglo XIII y derribada en varias ocasiones, la primera de ellas en las revueltas Irmandiñas en 1465, fue reedificado y vuelto a demoler en 1480.

En el año 1740, los restos del castillo fueron expoliados para construir el campanario de la iglesia de Santa Comba de Rianxo.
Corría el año 1999, cuando las ruinas fueron nuevamente descubiertas y así permanecen hasta el día de hoy.
Siguiendo las pasarelas llegamos a la playa de A Torre, donde veremos una gran chimenea, en recuerdo de un antiguo aserradero.

Hacia el final de la playa nos encontramos con la señal que continuidad de la senda, pero ya por sendero natural.

A partir de aquí el paisaje cambia totalmente, nos vemos rodeados de un entorno totalmente natural, entre la arboleda podemos ver el mar, y la villa de Rianxo a lo lejos.

La senda es fácil de seguir en todo momento, está bien señalizada y en perfecto estado de conservación. A lo largo del recorrido podemos acceder a pequeñas calas y al puerto de Taragoña, donde continua la ruta.

Nosotros hicimos un pequeño rodeo siguiendo las señales del Eurovelo, pero no vale la pena, la mejor opción es continuar por la ruta señalada.
Pasamos por debajo del puente que forma al autovía y en pocos metros el bosque vuelve a envolvernos.

El paseo es una preciosidad, e ideal para paliar las tardes de verano, ya que buena parte de él discurre a la sombra.
Después de una horita caminando la ruta llega a su fin, alcanzando el estuario del río Beluso, ahora toca dar la vuelta y desandar el camino.

Esta senda está bastante transitada ya que comparte tramos con O Camiño do Barbanza y también por la ruta ciclista Eurovelo.
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Y sin más, me despido. Ha sido un placer volver por aquí después de tanto tiempo. Hasta pronto. Gracias por leerme.