Ruta de senderismo Monte San Lois (Noia)
La ruta de senderismo Monte San Lois discurre por el municipio coruñés de Noia. Es la antigua PR-G-12, que en la actualidad está descatalogada o abandonada, las pocas marcas existentes están borrosas y tan solo encontramos dos paneles con el mapa de la ruta.
Comienza en el centro Noia, y nos dirige hasta las afueras para visitar A Cova da Moura, la fervenza de Argalo (en verano está casi seca), el mirador de Camboño y ascender al Monte San Lois, que nos ofrece una extraordinaria panorámica de la ría da Estrela, desde una altura de 363 metros sobre el nivel del mar.
El recorrido es circular y de baja dificultad, combinando pistas alfaltadas y caminos de tierra.
Cómo llegar al inicio de la ruta:
La ruta comienza en la plaza do Tapal, sin embargo nosotros por comodidad a la hora de aparcar, lo hicimos por la zona del Conservatorio Municipal de Música.
Comenzamos caminando unos pocos metros por la carretera Noia-Boiro, y nos desviamos a la derecha al pasar el colegio de María Assumpta y el pazo Pena do Ouro. En este cruce se encuentra uno de los paneles de la ruta.

Aunque caminamos por asfalto el paisaje es boscoso, la pista está flanqueada por bosque a ambos lados, dándole sombra y frescura al ambiente. El ascenso es suave, antes de la aldea de O Torno nos encontramos un mirador con vistas a la villa de Noia. Se llama Mirador de Bergondo.

Continuamos y en nada alcanzamos el dolmen A Cova da Moura, situada próxima al cementerio municipal.

Este monumento funerario, datado del año 3000 A.C., se encuentra en la cara norte del Monte Tállara en un lugar llamado O Páramo. La cámara está formada por siete grandes losas y un corredor de acceso del que solo quedan dos losas. A comienzos del siglo XX, desapareció la losa de la cubierta, que se supone que era circular y que mediría alrededor de los 3,5 metros de diámetro.
Después de visitar este monumento, ponemos rumbo hacia el lugar de Argalo, nos desviamos a la derecha y continuamos caminando por pista hasta encontrarnos con el río.
Nos desviamos hacia la izquierda justo antes de cruzar el puente, siguiendo un camino de tierra. Después de caminar unos 100 metros nos acercamos a visitar la fervenza de Argalo, a sabiendas que estaría seca, pero siempre me gusta ver la transformación que sufre con el cambio de estación, e impresiona mucho.

Volvemos a la pista y continuamos por esta hasta alcanzar la aldea de O Canaval, el camino se encuentra en buen estado gracias a los dueños de las fincas.
En esta aldea encontramos el segundo y último panel de la ruta. Atravesamos el frondoso bosque por pista asfaltada hasta la pequeña población de Vilaboa.
Cruzamos la pequeña aldea, el camino sucede entre las casas y nos adentra al bosque. Pudimos ver varias carballeiras, y algunos pinos realmente grandes.

Nos desviamos unos metros del camino principal, y siguiendo un estrecho sendero alcanzamos el mirador de Camboño. Menuda sorpresa, el mirador está bordeado por un muro redondo de piedra, aunque está algo descuidado y cubierto de maleza las vistas son espectaculares, se ven los montes de los alrededores, el mar, frente Monte Louro y casi entera la isla de A Creba.

De nuevo en el camino, continuamos el ascenso ahora al punto clave de la ruta, Monte San Lois, allí nos esperan unas vistas sorprendentes.

Después de dos kilómetros alcanzamos el poste geodésico de Monte San Lois, las antenas, y unos metros más abajo el banco, que tiene las mejores vistas de la ría, y también los mejores atardeceres.

Descendemos atajando por el bosque en algunos tramos, aunque también se puede hacer por pista, pero nosotros somos más de monte.
En el último atajo, por el kilómetro diez, no veíamos claro todo el sendero, aún así decidimos arriesgar y bueno, en la mitad el sendero desapareció y para no dar la vuelta buscamos la mejor opción. Caminamos a través del monte unos pocos metros y saltamos a la carretera por unas piedras, sin ningún riesgo.
A partir de aquí seguimos la carretera asfaltada hasta alcanza la AC-550 que debemos cruzar con mucha precaución para dirigirnos a la playa do Testal.
Atravesamos el pintoresco pueblo de Taramancos, con sus antiguas casas apiñadas y callejuelas estrechas, fue como un viaje al pasado, Taramancos ha sido para mi, una gran sorpresa.

Siguiendo las indicaciones de O Camiño de Santiago, alcanzamos O Testal, caminamos por la pasarela hasta finalizarla y seguimos de frente. Antes de la carretera general tomamos una estrecha pista hacia la izquierda que nos lleva a recorrer el lugar de Fonte Pernal y más adelante O Obre.

Pasamos la Iglesia de Santa María, recorremos las calles de Obre y Chaínza, cruzamos el puente, y a la derecha pudimos ver el antiguo puente medieval de dos arcos, aunque solo uno está en buenas condiciones. Se descubrió en el año 2011, a raíz de las obras que se estaban efectuando en la zona, y se cree que formaba parte del antiguo Camiño Real que cruzaba la villa de Noia.
Allí también pudimos ver el viejo lavadero y el molino que se abastece con el agua del rego de Vilaboa que desemboca en el Esteiro de Noia.

Y de aquí ya poco nos queda que caminar, cruzamos de nuevo la carretera y nos dirigimos al Conservatorio Municipal, donde finalizamos la ruta.
Un recorrido sencillo, pero que tenía ganas de realizar, y aunque las expectativas no eran muy altas debido a la gran parte de asfalto que hay que caminar, puedo decir que me gustó, e incluso más de lo que me imaginaba.
Sabía que las vistas desde San Lois eran bonitas por que ya las conocía, la fervenza también la había visitado en varias ocasiones, pero no conocía los lugares de Taramanco, ni tampoco los barrios de las afueras, con sus peculiaridades.
En fin, que es una pena que el Ayuntamiento no ponga medios para cuidar este PR, que hay que poner en valor el patrimonio de los pueblos para poder disfrutarlos y que no queden en el olvido.
Ha sido un placer recorrer esta villa vecina. Hasta la próxima.
Gracias por leerme.