La ruta castro de Vilar PR-G-223 se encuentra en el municipio lucense de Folgoso do Courel. Es una ruta circular de poco más de 12 kilómetros y dificultad fácil moderada.
Comienza y termina en la aldea de Vilar, una pequeña población a 500 metros de altitud, de estrechas calles y casas apiñadas, una forma de superar los duros inviernos en las montañas de O Courel.
Esta población sufrio en el año 2022 uno de los incendios más devastadores de Galicia, arrasando la mayor parte del monte comunal y sotos privados de castaños centenarios que rodeaban la aldea.
A día de hoy, año 2024, todavía se puede ver los árboles carbonizados, (he sentido una tristeza inmesa al verlos), las pérdidas son de un valor incalculable. Además de las huellas del incendio, durante el recorrido seremos testigos de la recuperación de la aldea, de bosques recién plantados y del hermoso regalo de un grupo de ciclistas.
A través de paisajes extraordinarios, recorremos el valle del Lor y las poblaciones de Vilamor y Froxán, y ya en los últimos kilómetros visitaremos el castro de Vilar (es opcional).
La mayor parte de los castros situados en los bancales de los ríos Sil y Lor se remontan a la llegada de los romanos, durante los siglos I y II de nuestra era. Estes castros tenían funciones diferentes pero siempre estaban relacionados con la explotación de los recursos auríferos (extracción del oro).
Como llegar al inicio de la ruta:
Nos dirigimos a la aldea de Vilar, desde Quiroga por la carretera LU-651 hasta llegar al Alto do Boi, donde giramos hacia la izquierda por la carretera LU-1305 que nos llevará hasta la aldea. Cerca de las primeras casas dejaremos el coche lo mejor posible para que no estorbe, y caminaremos en descenso atravesando la aldea.
Lo primero que capta nuestra atención nada más llegar, son los castaños carbonizados a lo lardo y ancho de la aldea. El paisaje que la rodea es desolador pero al ir alejándonos va mejorando, y se pueden apreciar las tonalidades distintivas de O Courel.
El sendero nos guía hasta el puente da Rastradeira en el río Lor, tras cruzarlo, comenzamos el ascenso por el cañón hacia la aldea de Vilamor. Volteo la cabeza innumerables veces para poder contemplar este hermoso paisaje que no se compara a nada de lo que haya conocido.
LLegamos a la pista que nos lleva a la aldea, pero antes nos desviamos unos metros en dirección contraria para visitar el horno de cal de Vilamor, lleva más de sesenta años ser utilizado, y a pesar de eso, está en muy buenas condiciones.
Estos hornos eran utilizados para conseguir cal con la que construir y reparar las casas. Para que las piedras se redujesen a polvo se precisaba una temperatura muy elevada, el horno debía estar encendido un día entero y finalmente esperar unos diez días a que la cal se enfriase.
Atravesamos la aldea, que nos sorprendió bastante con esta pintoresca construcción; para adentrarnos nuevamente en la sierra, siempre con unas vistas increíbles de las montañas, algunas de ellas todavía conservan nieve en las cumbres, por este tramo no hay rastro del incendio.
Seguimos nuestro camino nosotros solos y la naturaleza, a medida que nos acercamos a la aldea de Froxán, encontramos varias albarizas con colmenas de abejas, no debemos molestarlas ya que están trabajando.
LLegamos a la aldea, a nuestra derecha se encuentra la Fonte do Milagro, datada del año 1935. Atravesamos Froxán por sus callejuelas empedradas con rumbo al castro de Vilar, cuando en medio de la aldea nos encontramos este lugar tan curioso.
Ascendemos y volvemos a descender, y es en este tramo donde nos encontramos una muy agradable sorpresa, a la que me refería en la introducción.
A nuestra izquierda está el Souto Épico, en este lugar se encuentra el primer árbol plantado para la recuperación de los sotos tras los devastadores incendios del año 2022, un grupo de ciclistas de modo desinteresado, donaron árboles y ellos mismos colaboraron en la plantación que se hizo en Froxán, Vilamor y Vilar.
En su homenaje y con motivo de agradecimiento se le puso a este nuevo soto de nogales y castaños, el nombre de Souto Épico. Todo esto está escrito en un panel que verás allí.
Después de este emotivo momento nos ponemos en marcha y nos dirigimos de nuevo al río Lor, cruzamos el Puente do Bao y volvemos a ascender por la montaña hasta alcanzar el desvío al castro de Vilar.
Caminamos hacia el castro, para ello debemos desviarnos hacia la izquierda, está señalizado y cuenta con varios paneles informativos. Desde la cima del castro se puede contemplar una magnífica panorámica de la zona.
Desandamos nuestros pasos, y ahora ya sin más dilación nos dirigimos hacia la aldea de Vilar, donde daremos por finalizada la ruta.
Cuando decidimos realizar la ruta, no teníamos constancia de la gravedad de los incendios, si que es cierto, que no toda la zona está afectada, y que es en la aldea de Vilar en la que vimos más árboles quemados. Aún así debo decir que es una ruta preciosa, que nos gustó mucho y que volveríamos a repetirla.
Ha sido un gran placer caminar por O Courel. Hasta pronto.
Está en nuestra mano cuidar la naturaleza, respetarla y apreciarla. Gracias por leerme.