El bosque del Tejedelo está situado en el municipio de Requejo de Sanabria, provincia de Zamora. Se puede llegar a él de varias formas: al ir desde Galicia por la A-52, tomamos la salida 103 hacia Padornelo y a unos 6 kilómetros se encuentra el parking para llegar a este lugar mágico.
Además del mapa te dejo unas señas para ayudarte a identificar este desvío: nada más salir de autovía debes seguir por la nacional 525 unos 5 km, después de atravesar el túnel y pasar el viaducto de Los Tornos, debes coger el segundo cruce que encontrarás a la derecha.
Verás unas construcciones con dos depósitos muy grandes, no hay ninguna señalización.
Nada más coger el desvío debes girar a la izquierda, luego a la derecha y continuar dos kilómetros más por pista asfaltada hasta el aparcamiento.
La ruta tiene un recorrido de poco más de 6 kilómetros, es semicircular y de dificultad baja. El sendero comienza pasando una cancela, por una pista en ascenso hasta llegar al puente de madera sobre el río Requejo.
Seguiremos subiendo por una pista de tierra bastante pedregosa hasta llegar a un intersección, seguimos por el sendero de la izquierda atravesando un frondoso robledal.
Pronto llegaremos a otra intersección donde veremos el indicador hacia el Mirador de las Peñas del Veladero, aquí comienza el tramo circular; pudiendo elegir ir primero al bosque, que sería el sendero de la izquierda o hacia la derecha, visitando primero el mirador.
Optamos por seguir las indicaciones tal y como están, yendo primero al mirador que es el punto más alto de la ruta. A fecha de mayo el camino lleva bastante agua y en pequeños tramos hay que saltar de piedra en piedra para no mojarse los pies, aún así se sube sin dificultad.
El mirador de las Peñas de Veladero está situado a casi 1400 metros de altitud y desde él se puede contemplar una increíble panorámica de la sierra de Gamoneda, cuenta con varios paneles informativos y un banco de madera.
Después de un pequeño parón para disfrutar de las vistas reanudamos nuestra marcha hacia el tan esperado destino, el bosque de los tejos milenarios, que ganas tenía de conocerlos.
El camino de descenso está anegado, tenemos que bajar con cuidado para no resbalar. En nada oiremos el sonido del agua, es el arroyo de Tejedelo; caminaremos en su compañía un pequeño trecho.
Caminando por este paraíso de silencio llegamos al bosque del Tejedelo, atravesamos dos puentes y ahí está, sus tejos milenarios nos reciben erguidos, fuertes, regios. Que lugar más hermoso.
Caminando poco a poco y siempre por las pasarelas de madera, es muy importante no salirte de ellas para no pisar sus raices y dañarlas; nos adentramos en este bosque de fábula.
A medida que avanzas el cambio de temperatura se va notando, refresca bajo estos gigantes, sus ramas opacan cualquier rayo de sol pero aún así es un privilegio poder contemplarlos.
Hay muchos, no sabría decirte cuantos pero es un bosque inmenso, hay unos cien que han cumplido los mil años de vida, que no es poco y ojalá puedan vivir otros mil más.
Caminando siempre por la pasarela llegamos al final, donde dos grandes ejemplares milenarios nos despiden.
Me llevo de aquí una mezcla de sentimientos, tristeza por irme y una inmensa alegría por haberlos conocido.
Reanudamos nuestra caminata, ahora ya en descenso atravesando un bonito bosque hasta llegar de nuevo a la intersección, luego el resto de la ruta ya será por el mismo camino por el que vinimos. Caminamos con calma y felices, cruzamos de nuevo el puente de madera y unos metros más adelante nos espera nuestro coche.
Sin más me despido, espero que disfrutes de la ruta tanto como nosotras. Ha sido un verdadero placer conocer este magnífico lugar, Hasta pronto.