La Ruta da Auga PR-G-59, está situada en la villa termal de Caldas de Reis, provincia de Pontevedra.
Nos vamos a la hermosa villa de Caldas de Reis, llamada por los romanos Aquis Celenis. Pertenece a la comarca de Caldas, de la que es capital. Tiene en su haber variedad de lugares interesantes que visitar destacando entre ellos el Jardín Botánico, declarado Bien de Interés Cultural por la Xunta de Galicia.
Este jardín cuenta con especies de los cinco continentes y varios ejemplares incluidos en el Catálogo de Árbores Senlleiras (Árboles Singulares) como la Aucaria de Brasil, Cunninghamia y su magnífica Carballeira, un robledal; y nos podemos olvidarnos de la colección de camelias, la fuente das Burgas y el antiguo lavadero de aguas termales.
Además, también encontraremos el puente romano del río Bermaña, balnearios y lo que a nosotros más nos interesa: la ruta hasta la fervenza de Segade, donde el principal protagonista es el río Úmia. Esta bonita caminata es de baja dificultad y se puede realizar incluso con niños. El lugar más cómodo para comenzarla es en el aparcamiento de A Tafona, en el centro de Caldas, es muy amplio y está a un paso del río.
Estamos a finales de noviembre y el caudal del río va lleno. Los árboles aún guardan esas tonalidades de otoño tan bonitas y que pronto abandonarán. Dejamos el coche en el aparcamiento y caminamos hacia el río.
El sendero es muy visible casi desde el aparcamiento. Pasamos la plaza do O Camiño Portugués y a pocos metros está el puente romano y el edifico del Hotel Balneario Acuña, que siempre que lo veo me recuerda a los edificios holandeses por su tejado escalonado.
Caminamos por la pasarela que pasa por debajo del puente y llegamos al Jardín Botánico y la Carballeira. Nos damos una vuelta por el Jardín aprovechando que a estas horas de la mañana no hay casi nadie. Una de las fuentes contiene una figura de Santiago peregrino y a escasos metros hay una pared con un gran crucigrama de palabras en galego.
Luego, dejamos atrás la carballeira y continuamos por el sendero pegado al río. Allí, veremos un largo puente de piedra que atravesaba el río de orilla a orilla. Hablo en pasado porque con las últimas riadas se llevaron una de las losas de piedra y ya no se puede cruzar.
Si seguimos caminando, veremos los molinos. Están muy bien conservados. Parece el pueblo de un cuento. Más adelante hay dos direcciones que te llevan al mismo lugar. Si eliges ir por la derecha, pasarás por los antiguos Molinos de Segade y una pequeña calzada de piedras, en la que te recomiendo ir con precaución, pues es bastante resbaladiza.
Si tomamos la ruta de la izquierda, irás por la aldea, que es la opción más cómoda. Pasados estos tramos, el recorrido se vuelve a unir.
A continuación, subimos una leve cuesta y giramos a la derecha. Cruzamos la pontella del molino para llegar a la parte baja de la fervenza, que en verano forma unas pozas increíbles para darse un baño. En esta parte, pegado al molino, hay un puente de madera que ha tenido mejores días. Por él se llega a la parte de arriba de la fervenza, donde encontraremos también la Fábrica de la Luz.
Una vez subimos un sendero pequeño, pero bastante inclinado, ya veremos la Fábrica de la Luz en lo alto. Allí, hay unos miradores que dan a la parte alta de la fervenza. Desde aquí, hay una bonita panorámica del lugar.
Si quieres continuar, debes seguir las marcas. Te llevarán al Bosque de Laureiros, a la antigua fábrica, donde hay también un mirador y un pequeña presa de agua; y al puente romano de Segade.
La vuelta es por el mismo lugar, aunque también hay la opción de dar un rodeo, pero tendrás que caminar un pequeño tramo en ascenso por la carretera PO-221. Una vez pasas la señal de entrada a Baxe, tomas el primer cruce a la derecha, hacia la hidroeléctrica de Cortizo.
Así, llegaríamos hasta el mirador. Esa parte está señalizada. Luego, descenderíamos por la otra orilla del río hasta el puente de madera, lo cruzaríamos y desde ahí ya sería volver sobre nuestros pasos.
No dejes de visitar el Jardín Botánico. Es una verdadera joya y a mí, que personalmente los árboles me apasionan, me pareció un entorno de lo más agradable.
Este pequeño paseo toca a su fin y me despido de esta hermosa Villa a la que nunca me canso de volver. Siempre es un placer caminar por Caldas de Reis. Hasta pronto.