La fervenza de Gatofero está situada en la capital de Galicia, en Santiago de Compostela. Concretamente en la parroquia de A Peregrina, entre las poblaciones de O Bargo y Miramontes.
Este pequeño regato, afluente del río Tambre, se forma al unirse las aguas de los regos Arada y da Portela, en tierras de Santiago.
No es la primera vez que Santiago de Compostela nos sorprende con sus mágicos paisajes y rutas, aquí te dejo algunas de las que conocemos y nos encantan:
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Desde la zona del Antiguo hospital, seguimos la rúa das Galeras hasta Vista Alegre y en la próxima rotonda, tomamos la tercera salida por la carretera DP-0701, continuamos 1,5 km hasta la siguiente rotonda, tomamos la segunda salida y a pocos metros debemos desviarnos a la derecha hacia la carretera DP-7804.
Seguimos por esta carretera unos 2,7 kilómetros hasta llegar al rego de Gatofero, nosotros aparcamos en un cruce antes del puente. La mejor forma para llegar hasta ella está pasando el puente, a medida que te acercas se puede ver y oir.
Aunque está situada a pocos metros de la carretera el acceso ahora mismo es bastante engorroso, pero creo que hubo una época en que era mejor, ya que entre la maleza pudimos distinguir un puente de piedra.
Es necesario llevar un calzado que no temas ensuciar pues hay que descender un pequeño barranco de apenas 200 metros, con tierra húmeda y muchas zarzas. Después de salvar este feo obstáculo llegar hasta ella es como alcanzar un remanso de paz.
Un lugar donde solo se oye fluir el agua y el viento, la fervenza de Gatofero es un pequeño salto de dos alturas que cae formando una gran poza a nuestros pies.
En lo alto podemos ver tres molinos en bastante buenas condiciones y un puente, ascendemos por los laterales de la fervenza para llegar hasta ellos, que a septiembre se puede se forma fácil.
Ya en la parte de arriba se puede ver otro salto pero de menor altura y unas escaleras que dan a entender que es una finca privada, por su muro y su verja, algo que no se entiende puesto que los márgenes del del río son de dominio público y no se pueden cerrar.
La fervenza de Gatofero es de esos lugares que te echa para atrás al ver el terrible acceso, pero que sin duda vale la pena. Un rinconcito mágico en Santiago de Compostela.
Ha sido un placer descubrirte. Hasta pronto.